Pues ahora con tanto reforma legislativa, estoy bastante preocupada y arrastro desde el día 25 de Diciembre una profunda melancolía (siempre me pasa lo mismo).
No quiero jubilarme a los 67 años y tiene una fácil y larga explicación.
Las navidades ya no son lo que eran, nunca se han vuelto a celebrar con el mismo cariño y con las mismas ganas, por lo menos en mi casa, a pesar de que lo intento (pero en el fondo lo entiendo).
Mis dos abuelos se llamaban Antonio (así como otros familiares, también hay Antonias para variar) y aquí empieza la historia...... (mi vida está llena de Antonios).
El padre de mi padre (Antonio) falleció a los 65 años, a los 63 le detectaron un cáncer y 6 meses antes de morir; mis padres me llevaron de vacaciones para que me conociera, yo era muy pequeña y no recuerdo nada, pero me decían que jugaba conmigo a las cartas. (Está claro que se de lo que voy a morir).
Antonio, yo no quiero jubilarme a los 67 años. Cueste lo que cueste y me cueste lo que me cueste.
El padre de mi madre (Antonio) falleció a los 65 años (1988), el 31 de Diciembre tocaba cenar en mi casa, mi abuelo (el único que me quedaba), me dijo en el momento del café y las copichuelas:
- ¡Niña ves y tráeme la caja de puros que guarda tu padre!
No se porque, pero aquello no me gustó......
Como soy buena niña, fui al escondite a por la caja de puros, cuando volví al comedor, mi abuelo dijo:
- Escoge uno para mí, caperucita....
- Cogí uno con miedo, y le dije abuelo, fumar no es bueno y no deberías - le contesté.
- Calla niña!! De algo tendré que morirme. - (La última frase que recuerdo de él).
Al día siguiente el 1 de Enero de 1988, murió por la tarde de un infarto, después de una larga agonía tirado en el suelo de una calle no muy transitada, la gente que pasaba, pensaba que estaba borracho y no le socorrían hasta que una vecina lo reconoció y lo llevaron al hospital.
Toda la vida trabajando para nada y ahora quieren que nos jubilemos a los 67 años, a quien quieren engañar.
Antonio, yo no quiero jubilarme a los 67 años. Cueste lo que cueste y me cueste lo que me cueste.
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Bueno, ahora solo me queda deciros, y que conste en Acta sin notario, que mi primer hijo se llamará Antonio.
Todo aquel que se llama Antonio, cumple las siguientes características:
Es de naturaleza amable, emotivo y condescendiente. Es suave, cordial, sagaz y muy muy persistente.
Le gusta la armonía y los métodos persuasivos.
Y sobre todo ama las cosas del amor, del honor y de la familia, los buenos modales y todo lo que tiene valor. (Bueno supongo que de raza le viene al galgo).
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